Bella celebra su cumpleaños 18 en la casa de los Cullen con Edward y su familia. Al momento de abrir un regalo se corta con el filo del papel, esa exposición de sangre despierta el instinto asesino de Jasper. Edward se siente obligado a terminar su relación y así evitar poner en peligro su vida, por lo que él y su familia se marchan de Forks.
Fragmento de luna nueva de stephanie meyer.
Rozó con la yema de su frío dedo mi labio inferior.
—Bella, creo que ha habido un malentendido —cerró los ojos mientras movía la cabeza de un lado a otro con media sonrisa en su rostro hermoso, y no era una sonrisa feliz—. Pensé que ya te lo había explicado antes con claridad. Bella, yo no puedo vivir en un mundo donde tú no existas.
—Estoy... —la cabeza me dio vueltas mientras buscaba la expresión adecuada—. Estoy hecha un lío —ésa iba bien, ya que no le encontraba sentido a sus palabras.
Me miró profundamente a los ojos con una mirada seria y honesta.
—Soy un buen mentiroso, Bella, tuve que serlo.
Me quedé helada, y los músculos se me contrajeron como si hubiera sufrido un golpe. La línea que marcaba el agujero de mi pecho se estremeció y el dolor que me produjo me dejó sin aliento.
Me sacudió por los hombros, intentando relajar mi rígida postura.
—¡Déjame acabar! Soy un buen mentiroso, pero desde luego, tú tienes tu parte de culpa por haberme creído con tanta rapidez—hizo un gesto de dolor—. Eso fue... insoportable.
Fragmento de luna nueva de stephanie meyer.
Rozó con la yema de su frío dedo mi labio inferior.
—Bella, creo que ha habido un malentendido —cerró los ojos mientras movía la cabeza de un lado a otro con media sonrisa en su rostro hermoso, y no era una sonrisa feliz—. Pensé que ya te lo había explicado antes con claridad. Bella, yo no puedo vivir en un mundo donde tú no existas.
—Estoy... —la cabeza me dio vueltas mientras buscaba la expresión adecuada—. Estoy hecha un lío —ésa iba bien, ya que no le encontraba sentido a sus palabras.
Me miró profundamente a los ojos con una mirada seria y honesta.
—Soy un buen mentiroso, Bella, tuve que serlo.
Me quedé helada, y los músculos se me contrajeron como si hubiera sufrido un golpe. La línea que marcaba el agujero de mi pecho se estremeció y el dolor que me produjo me dejó sin aliento.
Me sacudió por los hombros, intentando relajar mi rígida postura.
—¡Déjame acabar! Soy un buen mentiroso, pero desde luego, tú tienes tu parte de culpa por haberme creído con tanta rapidez—hizo un gesto de dolor—. Eso fue... insoportable.
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